La transformación digital: de valor agregado a inversión estratégica
Desde la Revolución Industrial el mundo no había experimentado un cambio como el que llegó con Internet y los dispositivos electrónicos. Con ellos también conocimos la Revolución Digital. Cuando nos dimos cuenta nos estábamos enfrentando al futuro, estaba aquí, era hoy y fuimos testigos de cómo la tecnología empezó a cobrar relevancia en todos los espacios de la cotidianidad.
Las empresas no fueron la excepción, aunque algunas hasta hace poco se resistieron a dar el paso, el contexto actual no dio lugar a dudas: la integración de tecnologías a nivel corporativo pasó de ser una opción, una moda o una forma de estar a la vanguardia a ser una necesidad. Las empresas que no se adaptan e incluyen la tecnología entre las prioridades de su presupuesto y, por lo tanto, de su estrategia, se quedan obsoletas y están en riesgo de desaparecer, pues estas transformaron completamente la forma en la que el mundo de hoy funciona, trabaja y se relaciona.
Así lo demuestra la Encuesta Pulso Empresarial del DANE, que reportó que, para septiembre de 2021, 9,4% de las empresas a nivel nacional contaban con más del 50% de sus colaboradores trabajando de manera remota. Además, para ese mismo periodo, el 9,7% de las empresas del sector de servicios reportaron que más de la mitad de sus ingresos fueron generados a través de redes sociales, plataformas digitales, sitio web o aplicaciones especializadas.
Empresas de todos los sectores se han visto en la obligación de invertir estratégicamente en soluciones digitales que atiendan las demandas de todos sus stakeholders. Desde la integración de las herramientas adecuadas para trabajar de manera remota y conservar la sinergia de los equipos como si se tratara de la presencialidad, hasta la adopción de plataformas que permitan brindarles una mejor experiencia a los usuarios, adelantándose a sus necesidades.
Ya no es suficiente con experimentar o contratar un experto en lo digital para dejarnos ver como compañías innovadoras y disruptivas; ahora se trata de crear y ejecutar una estrategia enfocada en la adopción de tecnologías de manera integral y transversal a todas las áreas de la organización, estrategias que deben ser llevadas a la práctica por equipos especializados que, además, estén en la capacidad de encontrar nuevas oportunidades en el mercado, de sobrepasar los retos y de navegar en cualquier situación, aprovechando los momentos de calma para planear y prepararse para reaccionar ante la incertidumbre de manera ágil y eficiente.
Una correcta transformación digital en las empresas debe empezar por el cambio de mentalidad de los CEO. Estos deben comprender que la digitalización es una necesidad, y se le debe dar la prioridad dentro del negocio. Para ello, es importante que empiecen por identificar los beneficios de la integración de la tecnología, además de las desventajas y las posibles consecuencias de seguir resistiéndose al cambio o de no hacerlo de manera planeada y consciente.
En esa vía, resalto tres puntos clave sobre lo que implica la transformación digital y lo que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la estrategia en una organización.
Apueste por el talento y conforme equipos especializados de acuerdo a las necesidades de su empresa. No se limite, pero elija estratégicamente a los miembros de su área de transformación digital, serán sus aliados y quienes lo orienten hacia el éxito.
La pandemia del COVID-19 obligó a quienes todavía eran escépticos a implementar la transformación digital, así mismo, aceleró la adopción de tecnologías. Según el reporte “Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al COVID-19” de la CEPAL, el índice del Ecosistema Digital de América Latina y el Caribe se ubica en 49,25 puntos en una escala de 0 a 100, una posición que revela la necesidad de seguir apostando por la transformación tecnológica a gran escala y en todos los niveles de la sociedad.
El camino es largo, sobre todo, si tenemos en cuenta los índices de otras regiones del mundo como América del Norte o Europa Occidental que cuentan con niveles de digitalización de 80,85 y 71,06, respectivamente.
Es entonces responsabilidad de todos como actores de la sociedad, empresarios y generadores de empleo apostar por esta transformación, no solo para el crecimiento de nuestros negocios sino también para alcanzar cada vez más niveles de equidad.